Los PFAS son altamente persistentes en el medio ambiente y resistentes a la degradación, lo que ha llevado a su acumulación en el suelo, el agua y los organismos vivos.
Los PFAS se han utilizado en productos como utensilios de cocina antiadherentes, telas impermeables, alfombras resistentes a las manchas, envases de alimentos, espumas contra incendios y muchas otras aplicaciones. Algunos tipos comunes de PFAS incluyen el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorooctanosulfonico (PFOS).
Estos productos químicos han suscitado preocupación debido a sus posibles efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente.
Los PFAS pueden entrar en el cuerpo a través de la ingestión de alimentos y agua contaminados, la inhalación de aire cerca de sitios industriales o el contacto directo con productos que contienen PFAS.
Debido a su persistencia y uso generalizado, la contaminación por PFAS se ha convertido en una preocupación mundial. Se están haciendo esfuerzos para eliminar gradualmente el uso de ciertos compuestos de PFAS y regular su presencia en el agua potable y los productos de consumo. Además, hay estudios e iniciativas en curso centrados en comprender los riesgos asociados con la exposición a PFAS y desarrollar estrategias de prevención y solución efectivas.